Introducción Llamados a ser testigos es ser
sacramento del Resucitado para todos los demás hermanos. Ser sacramento
significa hacer presente al Resucitado en nuestra vida. Ser transparencia
suya, para cada uno da las personas con las que nos relacionamos. Al hablar,
al actuar, al vivir debemos hacer presente el amor de Dios para todos. Ser
sacramento de Dios, para los demás, significa mostrar su misericordia, su
perdón, su paciencia, su generosidad, su respeto por nosotros, su decisión de
hacernos felices y aceptar nuestra libertad. Nuestras acciones tienen que
encarnar esos valores que, a lo largo de la historia de salvación, Dios nos
ha mostrado. Ser testigos del Resucitado nos exige vivir como hermanos, como
servidores, como posibilidad de crecimiento para el hermano. Esto implica
ternura, amabilidad, compromiso, sacrificio, entrega, generosidad y otros
tantos valores que caracterizan la propuesta existencial que, en Jesús, Dios
nos hace.
|
TESTIMONIO DE
VIDA
El
testimonio es una palabra que significa dar una declaración que afirma o
asegura una cosa. También representa una prueba, justificación y comprobación
de la certeza o existencia de una cosa.
El testimonio
cristiano como valor es más que una afirmación o declaración, es el ejemplo de
vida que damos a los demás a partir de nuestros principios y valores
cristianos. Es la evidencia real del cambio que Jesucristo ha realizado en
nuestras vidas.
El
cristiano está llamado a dar testimonio de su fe verdadera en Jesucristo a
través del ejemplo de vida, ya sea por medio de palabras, actos o gestos. Y
esto no para vanagloria propia sino para que vean y crean en el Señor
Jesucristo. Pero, como suele suceder en toda práctica de un valor, no siempre
todos son consecuentes con los mismos. Hay los que hablan y pregonan la
vigencia de algún valor y luego con sus actos contradicen todo lo afirmado. En
estos casos solemos decir: mal testimonio de vida. Un ejemplo lo tenemos en
Mateo 23:1-12, cuando Jesús previene a sus discípulos contra los escribas y
fariseos, que se habían sentado en la cátedra de Moisés y enseñaban al pueblo
las Escrituras, pero sus vidas estaban muy lejos de lo que enseñaban: “Haced y
cumplid todo cuanto os digan; pero no hagáis según sus obras, pues dicen pero
no hacen”. Por otro lado están aquellos que están dispuestos a dar su vida por sus
ideales y su fe en Cristo. De los cuales tenemos muchos ejemplos. Un ejemplo es
la vida de Esteban (Hechos 7). El primer mártir de la Iglesia.
El
testimonio de vida tiene dos aspectos: el testimonio personal y el testimonio
colectivo. En el primer caso hemos destacado el testimonio personal de los
creyentes. Pero también hay muchos ejemplos de testimonio colectivo. Un ejemplo
a tener en consideración es el testimonio de vida de los primeros cristianos
(Hechos 2:43-47; 4:32-37). En ambos casos los testimonios tienen como propósito
dar a conocer el nuevo cambio de vida, la plenitud de vida en Cristo. El cambio
de una vida mediocre a una vida de calidad.
Hoy
el mundo necesita de los ejemplos de vida, tanto personales como
colectivos, que conlleven a un cambio radical y cuyos resultados sean una
vida feliz y agradable. Necesitan este testimonio los padres de familia, los
hijos, los gobernantes, los maestros, los cristianos y toda persona que anhela
un mundo mejor.
Jesús
mismo es un ejemplo o testimonio de vida. Vino al mundo a redimir a todo aquel
que estaba perdido y otorgarle una vida abundante a través de la fe en Él.
(Juan 3:16-17) Dio su vida como sacrificio vivo. Todo su ministerio es ejemplo
de santidad y obediencia a su Padre celestial.
En la medida que
estemos preparados para dar ese testimonio verdadero, estaremos listos para
vivir nuestra vida cristiana con heroísmo, demostrando lo que Cristo puede
hacer con nuestras vidas. El mundo podrá decir. “Mirad cómo se aman” Desde ese
hecho muchas personas podrán ser edificadas y ser agradecidas al Señor por el
cambio operado en sus vidas. Además, no estarán solas en su largo caminar,
tendrán una comunidad de fe y de amor como referente, aquí en el mundo. No
perdamos nunca de vista que el Señor ha prometido su compañía en todo momento
de la vida. Como cristianos nuestra conducta debe ser ejemplar, debemos estar
siempre contentos, ser amables, afables y cordiales, de palabra clara y
persuasiva que dirige y forma sin herir, no violentos. No debemos olvidar nunca
que somos hombres que tratamos con otros hombres, aun cuando queramos hacer
bien a otros. No somos ángeles. Y, por tanto, nuestro aspecto, nuestra sonrisa,
nuestros modales, son elementos que condicionan la eficacia de nuestro testimonio.
Por último, vivir
la fe y proclamar sus enseñanzas es lo que nos pide Jesús. A través de la
propia vida, buscando las ocasiones para hablar, no desaprovechando ni una sola
oportunidad que se nos presente, damos a conocer al Señor. Nuestra tarea consiste,
en buena parte, en hacer alegre y amable el camino que lleva a Cristo. Si
actuamos así, muchos se animarán a seguirlo, y a llevar la alegría y la paz del
Señor a otros hombres. ¡El mundo sería un lindo paraíso para habitar!
Que el Señor de la
Vida nos ayude a dar buen testimonio de nuestra fe cristiana, ahora y siempre.
Amén.
Para reflexión:
1. ¿Qué impide
que podamos dar buen testimonio de vida?
2. ¿Qué pasos se
deben tomar para un verdadero cambio de vida?
3. ¿Por qué
existe en el mundo tanta injusticia, violencia, guerras, miserias y dolor?
Lee cada enunciado y escribe
V, si es verdadero o F, si es falso. Enunciado El testimonio es la declaración
de un hecho verdadero
Un testimonio se presenta
como un acto de interés
Los cristianos debemos dar
testimonio del amor de Dios
Las palabras y los
sentimientos dan cuenta de nuestro compromiso
Nuestras cualidades explican
aquello que pensamos
El testimonio en la sociedad
se establece por los niveles de amistad
La oración es una forma de
testimonio cristiano
No hay comentarios.:
Publicar un comentario